Temporada de Duatlón 2016 – Recarga…

Recarga…

battery

Mucha pero mucha demora al escribir las tres o cuatro pavadas que siempre escribo y que alguien, que seguro no es mi vieja porque había hecho la prueba, lee. Entre el primer duatlón de la temporada y el último este pasado sábado, pasaron una bocha de cosas. Cosas buenas, muy buenas, tristes y muy tristes. Voy a ser breve, porque sino voy a aburrir a los pocos que van a leer.

Vamos un poco hacía atrás, antes de volver a juntar ganas y volver a entrenar. Después del Ironman de Brasil y antes del Duatlón de Palermo, las ganas de entrenar se habían ido. Que las ganas se vayan luego de una carrera tan grande, no está mal. Uno tiene que seguir haciendo su vida sin deporte, pero la situación no era esa. No tenía ganas de nada, pero de nada y dejo de lado lo deportivo. Me setía un perdedor. No por lo deportivo ni porque algunas vez haya sido un ganador, nada más alejado. Sino porque no estaba cumpliendo las pocas cosas que me había propuesto hacer y por sobre todo no estaba disfrutando de mi día a día, por más que de la boca para afuera intentara comunicar que todo estaba bien.

Me sentía angustiado, cansado sin entrenar, sin ganas de proyectar. Solo disfrutaba estar con Clara y nada más. Me sentía ausente, vacío, mal humorado y desganado. Hasta que creo que un día toqué fondo, lo que en ese momento consideré fondo para mi. Fué después del día del padre. Me despierto y encuentro a un Gonzalo que no conocía, uno que no quería levantarse de la cama, no quería aprovechar el día. Quería seguir acostado y que el tiempo pase. Pase sin ningún motivo, ni una razón, pero que pase. Un bajón anímico?, seguro. Auto-boicot, si. Comía muy mal, tenía peor humor de lo que suelo tener – aclaro que soy medio amargo – hacía todo lo que no suelo hacer. Me sentía muy mal, conmigo y no era el resto. No recuerdo el momento puntual, pero me rompí los huevos de ser un cabezón, de perder siempre contra uno mismo. En ese mismo momento y ese mismo día me dí cuenta que tenía que cambiar algo para poder volver a disfrutar. Con el objetivo de disfrutar aún más lo que me gustaba a ser y hacer.

Luego de esto, cambios y varios. El objetivo era disfrutar, disfrutar el día a día y si incluía al deporte mucho mejor. Me propuse cambios pequeños y materializables. Desde lo deportivo hasta la organización personal. En lo deportivo, disfrutar, por sobre todo. Tomarme un poco más de libertades dentro de las estructura a la que siempre me ato. Disfrutar las sesiones, incluida la natación. Premisas simples, cambios pequeños pero que muchas veces se tornan difíciles de cumplir.

Me lo propuse y lo hice. Como?, busqué apoyo en mis amigos, en mi novia y en mi familia. Lo hablé y mucho, con cualquiera. Busqué explicaciones, analizando en conjunto. Me propuse cambiar. Me puse objetivos diarios realizables. En lo deportivo: la natación, me propuse confiar en Enrique Gonzalez (QQ para el AGMT y Quique para todos), me vendió humo liquido y compré. Confié en él y lo sigo haciendo. Ahora me divierto, sigo siendo un camalote en el agua, pero me divierto y mucho; la alimentación, cambiar aspectos pequeños, tipos de alimentos, no caer en tantas tentaciones (me cuesta un huevo) pero va queriendo; la organización personal, cosas del día a día; etc. Lo conseguí?, no se aún, pero me siento mejor. En lo deportivo, el objetivo de invierno lo cumplí y con el empuje de muchos. Pero puedo asegurar que ando con más ganas que antes y muchas.

Esto fué cuatro semanas antes del Duatlón de Palermo. Me recargué, volví a entrenar y a disfrutar…